Donde nace el Tequila, vibra nuestro Mariachi

El mariachi no es solo un género musical; es la voz cantada del corazón de México. Nacido en las entrañas de Jalisco, este arte trasciende las notas para convertirse en una narrativa sonora de nuestra identidad. Cada acorde de guitarrón, cada floritura de trompeta y cada quiebre de voz son un eco profundo de nuestra historia, la alegría de nuestras fiestas y la melancolía de nuestros amores. Para México, el mariachi es el himno no oficial de la vida: nos acompaña en el bautizo y en la despedida, en la serenata íntima y en el grito de independencia. Es la tradición que se hereda de padres a hijos, manteniendo viva la llama de lo que significa ser mexicano. Para el mundo, el mariachi es nuestro embajador más vibrante. Cuando su música viaja, lleva consigo el olor de la tierra húmeda, el sabor del agave de Jalisco y la pasión indomable de un pueblo. Es la banda sonora que hace a cualquier persona, en cualquier latitud, sentir una conexión inmediata y poderosa con la riqueza y el espíritu de nuestra cultura. El mariachi es Jalisco hecho música, y esa música es la herencia que México le regala al universo.